El Barcelona sorprendió al mercado futbolístico al negociar, por segundo verano consecutivo, con Nico Williams. Lo hizo por iniciativa propia del profesional navarro y este movimiento causó asombro e indignación en el Athletic, que no se ha quedado de brazos cruzados. Este fichaje, que el Barça confía en oficializar la próxima semana, deja a las tres partes implicadas dañadas: el jugador ha quedado marcado ante el club y grada rojiblancas, la entidad vasca pierde a uno de sus futbolistas más representativos y la catalana ve sus números fiscalizados.

