Para disfrutar de la partida de este vídeo en todo su esplendor, se debe recordar en todo momento que se jugó en 1969. No existía nada próximo, ni remoto, a los módulos informáticos que hoy nos señalan al instante que el campeón del mundo ha cometido un error. Su enorme belleza fue generada por Víctor Héctor Ortiz, un jugador obviamente muy brillante que dejó el ajedrez de modo abrupto cuando estaba clasificado para el Campeonato del Mundo por correspondencia. Una obra de arte como esta, producida en el ajedrez postal, requiere análisis muy profundos salpimentados por una tremenda creatividad e inusual amor al riesgo.