El Bernabéu tiene alma de teatro la mayoría de sus jornadas ligueras, y mucho más un domingo de noviembre a las nueve de la noche contra un equipo como el Rayo. A los 10 minutos de partido, aquello distaba mucho de ser una caldera ambiental, pero, de repente, se hizo un profundo silencio dramático en la Castellana. A Jude Bellingham le dolía el hombro izquierdo. Mucho, según sus gestos, tendido en el suelo tras una cesión con el pecho a Fran García en apariencia rutinaria. Carlo Ancelotti tuvo que montar un gabinete de crisis con sus ayudantes y mandó a Rodrygo a calentar. Salieron los médicos y hasta la Cruz Roja irrumpió con la camilla. La inquietud duró tres minutos, hasta que el joven inglés se levantó por su propio pie y regresó a escena. “Mañana [este lunes] le harán pruebas. Estaba un poco afectado, pero podía jugar. No creo que sea algo serio”, comentó nada más acabar el duelo Ancelotti.

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