La desesperación inundó el campo de Montjuïc, que más que una montaña mágica, esta semana se ha alzado como un lugar maldito. Y eso que hacía cinco años que ningún equipo ganaba al club culé en su propia casa. Y menos con un partido lleno de interrupciones por parte del Chelsea que obligaron a la árbitra a añadir nueve minutos en la segunda parte, entre pitidos y quejas de los aficionados cada vez que una jugadora blue permanecía durante un rato en el suelo. “No soy partidaria de estas interrupciones. Ya habíamos hablado de que el Chelsea jugaba así. Para mí juega sucio. Habíamos avisado a las árbitras. Pero no depende de nosotras, porque por mucho que nos empeñemos, si la árbitra quiere permite que se tiren y pierdan tiempo, tenemos que aprender a jugar así”, analizó Aitana Bonmatí tras el duro encuentro. Irene Paredes tampoco se sorprendió: “El año pasado nos hicieron lo mismo, y lo hemos visto desde el principio”.

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