En su primera ocasión. El primer balón que tocaba. Haciendo de delantero centro. Sabiendo dar un paso atrás para no caer en fuera de juego. Rematando de primeras. En frío. En el momento de más presión por el paso de los minutos. En todo ello, Antoine Griezmann. El francés saltó al verde para desatascar el partido y en un minuto ya lo había hecho aprovechando una genialidad de Giuliano con un pase al hueco que coronó Llorente con un centro perfecto. Para empujarla, el máximo goleador de la historia del club. Por si fuera poco, tambíén puso la rúbrica del partido con el 3-1… Jamás a un Principito se le puede enterrar….

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