La vida de Isabel Rivero (Valladolid, 38 años) cambió el día que comenzó a boxear con 28 años. Se “enganchó” y resultó que se le daba bastante bien. Fue quemando etapas a toda prisa y lo que en un principio surgió como una actividad recreativa, se convirtió en una pasión que la llevó al mundo de la competición. Probó con el boxeo para obligarse a practicar deporte regularmente tras las largas jornadas laborales en un laboratorio farmacéutico de I + D en el que trabaja como científica y a estas alturas reconoce que “la cosa se le ha ido de las manos”. Recibir golpes es algo que no la asustaba, aunque su filosofía de combate es la de no recibir.

