Un fantasma recorre las oficinas de Unipublic en Madrid, desde donde se dibuja el mapa con las etapas de la Vuelta de 2026. Es rojo, verde, blanco y negro, como la bandera de Palestina cuyo recuerdo aún provoca pesadillas a Javier Guillén, el director de la carrera, ondeando a miles en las cunetas de la pasada Vuelta en manos de activistas y el pueblo que, protestando por la participación del equipo Israel-Premier Tech, forzaron el corte y la anulación de algunas etapas e impidieron que la carrera llegara hasta su meta final al pie de la fuente de la Cibeles, en Madrid, y el podio final quedó sin usar.

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