Brinca en la central Sara Sorribes, puro júbilo. No es para menos. La valenciana de 25 años, todo fuerza y todo vigor, completa un plan que ha ejecutado a la perfección y que termina rindiendo a Daria Kasatkina, una rusa que pega, pega y pega, pero que choca contra el muro una y otra vez, y se tira de los pelos porque insiste, insiste e insiste, pero no encuentra la manera: 6-4, 1-6 y 6-3, en 2h 31m. La recompensa es para la que resiste, clasificada la española por primera vez para los cuartos de final del WTA 1000 de Madrid. Es un triunfo de casta, de paciencia y, sobre todo, de mucha actitud. Otro tributo al trabajo de Sorribes.

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