Cualquier idea vale para cazar un autógrafo de Carlos Alcaraz. La más ingeniosa lleva la firma de esa aficionada que ante la imposibilidad de acercarse a la primera, segunda o tercera línea de las peticiones, decide recular e improvisar una polea para, desde ahí arriba, descolgar una pelota gigante y lograr el objetivo: el murciano de 18 años, chico de risa fácil, la observa, se desternilla, se detiene y tras recoger el rotulador incorporado estampa la rúbrica con esmero. ¡Bingo para ella!
