Son las tres de la tarde del sábado y acaba de terminar la ceremonia de entrega de medallas del Europeo de bádminton, el sexto seguido para Carolina Marín. Fernando Rivas (Granada, 44 años), su entrenador, atiende a EL PAÍS sentado en una banqueta del gimnasio. El ambiente es, como no, festivo. “¡Venga, que hemos puesto las cervezas a enfriar!”, se escucha. Marín está terminando de tratarse con el fisio y reparte entre su equipo los sobres de jamón que había en la caja de regalo. Los abren y se los zampan ahí mismo.

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