Hace justo en un año, en Pamplona, se hablaba más de las anécdotas de Ante Budimir que de sus goles. Un día lluvioso de enero, una señora de 78 años, Mari Carmen, harta de esperar a un taxi que nunca llegaba, reconoció al delantero por la calle y le preguntó: “¿Eres Budimir? ¿Me puedes hacer un favor y llevarme al hospital?”. El jugador no puso pegas y la mujer, antes de bajarse del coche para entrar en la consulta médica que tenía programada, le pidió un selfi para que su familia se creyera que de verdad había estado con él. Su hija lo publicó en redes y la historia corrió rápido por la ciudad. En aquellos meses, el croata se encontraba en medio de un secarral anotador de un tanto en 19 partidos de Liga.